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José Trinidad Martínez Pasalagua

 

Siempre será una oportunidad desenmascarar los grandes negocios de un gobernante y sus funcionarios  cómplices que además, «contratan plumas que mal intentan justificar sus millonarios negocios, plumas que por su reputación ya no son requeridos en los medios de comunicación serios objetivos y veraces”.

Es alarmante cómo algunos medios buscan disfrazar un proyecto tan cuestionable como el teleférico en Morelia bajo la bandera de la «modernidad», ignorando el verdadero impacto que tendrá sobre la sociedad y los transportistas.

 

Movilidad en Michoacán: una problemática mal entendida

 

Morelia tiene, sin duda, problemas de movilidad, pero presentar el teleférico como la solución es una simplificación peligrosa. Las verdaderas soluciones deben pasar por un análisis integral y multidimensional, con estudios técnicos, económicos y sociales serios, algo que no se ha mostrado hasta ahora.

 

Y, decir que este proyecto catapultará a la ciudad hacia la modernidad es una declaración vacía si no se presenta evidencia que sustente su rentabilidad, su viabilidad para la ciudadanía y su contribución a la mejora del transporte público.

 

Los transportistas: mucho más que cifras y concesiones

 

El argumento que pinta a los transportistas como meros “grupos de presión” que chantajean al gobierno para obtener concesiones demuestra un desconocimiento profundo de la historia del transporte en Michoacán.

 

Los líderes del transporte han luchado por décadas por mejorar el servicio, enfrentándose no solo a la inacción de gobiernos que no han priorizado el transporte público, sino también a la competencia desleal del transporte irregular, que sigue creciendo sin control y que sí está ahogando al sector concesionado.

 

Si bien es cierto que el transporte público enfrenta retos, reducir la problemática a la «venta y renta de concesiones» es un análisis superficial que descalifica los esfuerzos de miles de familias que dependen de este sector. ¿Dónde están los estudios que demuestren que el teleférico beneficiará realmente a la ciudadanía? No los hemos visto, al igual que no hemos visto estudios de impacto ambiental que respalden este tipo de proyectos. Y si nos fijamos en Uruapan, vemos cómo estas obras son el preludio de un caos ambiental y urbano.

 

El mito de los nuevos empleos y la continuidad del transporte concesionado

 

Afirmar que el teleférico no quitará empleos, sino que generará más, suena bien, pero nuevamente, no hay un solo estudio que lo respalde. ¿Dónde están los datos que muestran cómo estos nuevos empleos beneficiarán realmente a la población local y no serán solo temporales o de baja calidad? Además, si se continúa con esta tendencia de ignorar a los concesionarios y su papel en la movilidad de la ciudad, lo que veremos es un desplazamiento progresivo de estos trabajadores, quienes han sido fundamentales en la movilidad de Morelia durante años.

 

El repudio social a los liderazgos transportistas: ¿mito o realidad?

 

Los liderazgos transportistas, lejos de ser repudiados por la sociedad, han sido un bastión de resistencia ante políticas gubernamentales que solo han beneficiado a unos cuantos. ¿Mal servicio y unidades en mal estado? Esto es el resultado de años de abandono por parte de las autoridades, quienes no han invertido en el transporte público ni han generado las condiciones para mejorar las flotas.

 

El teleférico: ¿una política de movilidad o un negocio?

 

El teleférico no es una política de movilidad moderna, sino un negocio redondo para quienes lo impulsan, disfrazado de preocupación por el medio ambiente. Hablar de cuidado ambiental sin presentar estudios serios que midan el impacto de esta infraestructura sobre la ciudad es irresponsable.

 

En Morelia, lo que necesitamos no son proyectos que sirvan para llenar los bolsillos de unos pocos, sino un verdadero diálogo entre las autoridades y los transportistas, en donde se priorice a la sociedad y se construyan soluciones sustentables para el bienestar común.

 

En conclusión, los transportistas no se oponen a la modernización ni al progreso. Lo que exigimos es que cualquier proyecto esté respaldado por estudios serios que demuestren su viabilidad, su impacto social y ambiental, así como también el impacto económico que tendrá el transporte concesionado, pero además que la creación de nuevos servicios sea con los vehículos adecuados acorde a la infraestructura vial,  así como el apoyo gubernamental para su adquisición en la modernización del parque vehicular y que no se convierta en otro instrumento de exclusión o negocio para unos pocos, a costa del bienestar de miles de morelianos.

Siempre será una oportunidad desenmascarar los grandes negocios de un gobernante y sus funcionarios  cómplices que además, «contratan plumas que mal intentan justificar sus millonarios negocios, plumas que por su reputación ya no son requeridos en los medios de comunicación serios objetivos y veraces”.

Es alarmante cómo algunos medios buscan disfrazar un proyecto tan cuestionable como el teleférico en Morelia bajo la bandera de la «modernidad», ignorando el verdadero impacto que tendrá sobre la sociedad y los transportistas.

 

Movilidad en Michoacán: una problemática mal entendida

 

Morelia tiene, sin duda, problemas de movilidad, pero presentar el teleférico como la solución es una simplificación peligrosa. Las verdaderas soluciones deben pasar por un análisis integral y multidimensional, con estudios técnicos, económicos y sociales serios, algo que no se ha mostrado hasta ahora.

 

Y, decir que este proyecto catapultará a la ciudad hacia la modernidad es una declaración vacía si no se presenta evidencia que sustente su rentabilidad, su viabilidad para la ciudadanía y su contribución a la mejora del transporte público.

 

Los transportistas: mucho más que cifras y concesiones

 

El argumento que pinta a los transportistas como meros “grupos de presión” que chantajean al gobierno para obtener concesiones demuestra un desconocimiento profundo de la historia del transporte en Michoacán.

 

Los líderes del transporte han luchado por décadas por mejorar el servicio, enfrentándose no solo a la inacción de gobiernos que no han priorizado el transporte público, sino también a la competencia desleal del transporte irregular, que sigue creciendo sin control y que sí está ahogando al sector concesionado.

 

Si bien es cierto que el transporte público enfrenta retos, reducir la problemática a la «venta y renta de concesiones» es un análisis superficial que descalifica los esfuerzos de miles de familias que dependen de este sector. ¿Dónde están los estudios que demuestren que el teleférico beneficiará realmente a la ciudadanía? No los hemos visto, al igual que no hemos visto estudios de impacto ambiental que respalden este tipo de proyectos. Y si nos fijamos en Uruapan, vemos cómo estas obras son el preludio de un caos ambiental y urbano.

 

El mito de los nuevos empleos y la continuidad del transporte concesionado

 

Afirmar que el teleférico no quitará empleos, sino que generará más, suena bien, pero nuevamente, no hay un solo estudio que lo respalde. ¿Dónde están los datos que muestran cómo estos nuevos empleos beneficiarán realmente a la población local y no serán solo temporales o de baja calidad? Además, si se continúa con esta tendencia de ignorar a los concesionarios y su papel en la movilidad de la ciudad, lo que veremos es un desplazamiento progresivo de estos trabajadores, quienes han sido fundamentales en la movilidad de Morelia durante años.

 

El repudio social a los liderazgos transportistas: ¿mito o realidad?

 

Los liderazgos transportistas, lejos de ser repudiados por la sociedad, han sido un bastión de resistencia ante políticas gubernamentales que solo han beneficiado a unos cuantos. ¿Mal servicio y unidades en mal estado? Esto es el resultado de años de abandono por parte de las autoridades, quienes no han invertido en el transporte público ni han generado las condiciones para mejorar las flotas.

 

El teleférico: ¿una política de movilidad o un negocio?

 

El teleférico no es una política de movilidad moderna, sino un negocio redondo para quienes lo impulsan, disfrazado de preocupación por el medio ambiente. Hablar de cuidado ambiental sin presentar estudios serios que midan el impacto de esta infraestructura sobre la ciudad es irresponsable.

 

En Morelia, lo que necesitamos no son proyectos que sirvan para llenar los bolsillos de unos pocos, sino un verdadero diálogo entre las autoridades y los transportistas, en donde se priorice a la sociedad y se construyan soluciones sustentables para el bienestar común.

 

En conclusión, los transportistas no se oponen a la modernización ni al progreso. Lo que exigimos es que cualquier proyecto esté respaldado por estudios serios que demuestren su viabilidad, su impacto social y ambiental, así como también el impacto económico que tendrá el transporte concesionado, pero además que la creación de nuevos servicios sea con los vehículos adecuados acorde a la infraestructura vial,  así como el apoyo gubernamental para su adquisición en la modernización del parque vehicular y que no se convierta en otro instrumento de exclusión o negocio para unos pocos, a costa del bienestar de miles de morelianos.