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López Obrador odia el “noble oficio del periodismo” que por oportunismo dice va a defender

Jorge Hidalgo Lugo

El nivel de cinismo alcanzado por Andrés Manuel López Obrador es ya, por decir lo menos, obsceno y ofensivo para sus mal gobernados.

La amenaza a través de redes sociales presuntamente por un grupo criminal en contra de la periodista Azucena Uresti, levantó ámpula no sólo en los medios informativos sino en otros círculos sociales y eso motivó a que el bufón de Palacio Nacional fijara una posición plagada de oportunismo y falsedad.

Como es su costumbre, otra vez mintió y despojado de cualquier pudor, se asumió como un gobernante preocupado por la integridad de sus compatriotas:

Dijo: «Repruebo completamente esas amenazas, no admitimos que se actúe de esa forma y vamos a proteger a Azucena (Uresti) y a todos los mexicanos, es nuestra responsabilidad, la protección de los mexicanos que no sean dañados, intimidados, que no sean amenazados por nadie». Mintió.

Y no sólo eso, también volvió a timar o al menos eso intentó, no nada más a sus feligreses y mascotas, sino a la opinión pública en general cuando señaló que hoy en México la autoridad, es decir la suya, la única que rige, ya no está al servicio de las “mafias”, pero no tuvo el valor de emitir comentario alguno en contra del agresor, vocero presunto del grupo criminal que se solazó con avisar que atentará contra la vida de la periodista.

El mismo López Obrador que horas antes y desde Ciudad Juárez hiciera uso de videos donde aparece el famoso canta autor michoacano Alberto Aguilera Valadez, mejor conocido como Juan Gabriel interpretando a dúo con la hispana Rocío Dúrcal una de sus composiciones con que quiso mandar el mensaje detractor contra la “mafia” que a su parecer forman los medios de comunicación que no le aplauden sus excesos y abusos de poder.

Socarrón, burlista, irónico, con esa sonrisa maquiavélica que le sienta a la perfección, pidió que se reprodujera la actuación donde ambos artistas ya desaparecidos, interpretan la canción “Déjame vivir”, para en una forma cáustica exhibirse como paladín de barrio pobre y presumir que ya no se pagan millonarios recursos a los medios informativos para promocionar a su gobierno.

“Se dejaron de pagar 10 mil millones de pesos anuales”, festinó previo a la reproducción del estribillo “no, no, no” con que plagan su cántico la Dúrcal y Juan Gabriel.

Bajo este contexto de agresión y denuesto contra los medios se dio el nuevo embate del tirano, aunque esto fue mensaje claro para los que no son de su agrado porque sus preferidos como La Jornada, TV Azteca, Carmen Aristegui y demás, no encajan en la degradación sistemática que hace de su accionar en el patíbulo mañanero, al igual que la corte de lacayos que se sientan para aplaudir sus lances autoritarios e intervencionistas, fieles como mascotas amaestradas, sentados en el sillerío.

Vino entonces la amenaza que corrió como reguero de pólvora en el globalizado mundo de las redes sociales que dio entonces pauta para la engañifa con que con apenas un día de distancia, lanzó el presidente totalmente Palacio:

«Reitero mi solidaridad a esta periodista Azucena Uresti y a todos los periodistas con la garantía de que siempre nuestro Gobierno va a proteger a quienes llevan a cabo este oficio, quienes se dedican al noble oficio del periodismo», pontificó cínico.

Así de la noche a la mañana, de vividores, chayoteros, mezquinos, inmundos, fifís, mafiosos al servicio del neoliberalismo, golpistas y demás epítetos colocados a lo largo de dos años 8 meses, López Obrador se puso la sotana y le dio categoría de “noble oficio” al periodismo que tanto ha combatido.

Y a la aludida, ofreció la protección que a millones de mexicanos en riesgo y bajo el fuego del crimen organizado les escamotea, en un lance ficticio y de oropel, que está lejos de ser real, por lo ya antes relatado.

Lo que menos le importó en esta coyuntura de lucimiento personal, fue referirse al que amagó, al grupo que presuntamente representa, ni a las actividades ilícitas que ejecutan a cielo abierto, bajo la siniestra complicidad, eso sí, del gobierno federal que por un lado ataca, hostiga, denigra y se burla del daño que hacen con los recortes publicitarios a los que considera enemigos y por el otro, a conveniencia coyuntural, considera ejercen un “noble oficio”.

Todo esto mientras que en Michoacán se consumaba el cochinero previamente diseñado por los integrantes del Tribunal Electoral del Estado, cuya actuación provoca asquerosa fetidez y pone en entredicho la “honorabilidad” con que se dicen conducir en este órgano colegiado, cooptado por el cada vez más reconocido en el bajo mundo como narco partido.

De manera sucinta se pueden mencionar algunos puntos clave en la actuación desaseada de los magistrados que por “unanimidad” desecharon la impugnación presentada a través del cuerpo jurídico del Equipo por Michoacán.

La decisión del magistrado ponente Salvador Alejandro Pérez Contreras de desechar pruebas el día siete de agosto de manera unilateral, es una muestra de ello pues debió consultar a sus pares para esta decisión.

Tampoco consideró el tema de la intervención de Andrés Manuel López Obrador en el proceso bajo la argucia que “esto no se cuantifica”, cuando la ley no habla de eso en el artículo 134 párrafo 7º y 8º, donde establece que está prohibida la “intervención de actores políticos en el proceso electral”.

Además su precipitada salida provocó que el proyecto que conocieron los demás magistrados estuviera incompleto y que en las sesiones el propio Pérez Contreras, debió motivar y fundamentar su voto.

Es de resaltar que la consiga fue encontrar causales para “desechar” desde un principio y eso lo demuestra que haya dictaminado por encima de cualquier otro caso primero, el del distrito de Múgica.

Por eso no es de extrañar tampoco que los Magistrados, como ordena la norma y dada la trascendencia del tema, deben razonar el sentido de su voto y en este caso Yurisha Andrade Morales y Alma Bahena, no lo hicieron, mientras que Yolanda Camacho Ochoa en lugar de motivar y fundamentar su voto, habló de otro tema.

La consigna de desechar desde un principio fue tan evidente que les mereció mayor tiempo de discusión una regiduría que la gubernatura.

El caso de los “vividores” de la nación que fungieron como representantes de casilla, tampoco fue considerado ni siquiera para pedir requerimiento a la delegación de la Secretaría del Bienestar cuando era obligado hacerlo.

El responsable tuvo a bien desestimar la mitad de las pruebas sin ponerlas a consideración de los demás magistrados.

Además que no se valoró la violación a la veda electoral bajo la pueril salida que a su consideración “no hubo actos de propaganda” cuando la rueda de prensa convocada por el dirigente de Morena, Raúl Morón tuvo como fin tratar de perjudicar a Carlos Herrera y anticipar la victoria de Alfredo Ramírez, su candidato.

Igual duda quedó bajó qué criterios s{i se valoraron la intervención de criminales en los comicios del municipio de Angangueo y el no respeto de la veda electoral por ibluncers del Verde Ecologista en el distrito 3 con cabecera en Zitácuaro para anular los comicios a alcalde y diputado local, respectivamente.

Pero no se aplicó el mismo criterio en lo acontecido en Múgica, La Huacana, Huetamo, Lombardía y Lázaro Cárdenas, entre otros estiercoleros registrados para favorecer al narco partido.

Ahora el recurso completo con todas las evidencias del cochinero que plaga la actuación del TEEM, será turnado a la Sala Superior del Poder Judicial de la Federación donde se deberá dictaminar antes del primero de octubre sobre este vergonzoso actuar de cinco miserables que estuvieron al servicio de la deformación de cuarta en lo estatal.

Vale…