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LA COSTUMBRE DEL PODER

Gregorio Ortega Molina

*Está empeñado en concentrar todo el poder político en el Ejecutivo y, posteriormente, ir por esa tajada de poderío económico que se drenó con el libre comercio y la globalización. Estamos ante el inicio de lo que parecía un mal sueño: el regreso del peor de los modelos políticos: la dictadura perfecta

Inermes, porque esta 4T nos convierte en mudos testigos del desmantelamiento de las instituciones que son el cuerpo constitucional, jurídico, legal e ideológico del concepto originario de la República. ¿Dónde quedaron ocultos los Sentimientos de la Nación?

Cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador decide negar el cobijo de la bandera -de ese símbolo que debiera de unirnos y jamás ser usado como instrumento o arma política- a esa parte de la sociedad que rechaza sus políticas públicas, que mal ve sus decisiones sobre el futuro inmediato, significa que algo grave sucede en México, más allá de la confrontación ideológica, del agravio, del modito de mandar. Construye, el mandatario macuspano, El México de un solo hombre, tal como lo describió Enrique González Pedrero en ese su magnífico libro.

Les comparto un suceso que pinta a ese ilustre tabasqueño de cuerpo entero. “En Guadalajara, a finales de 1970, Enrique González Pedrero convoca a Guillermo Ochoa a su suite del Camino Real (es la campaña política de Luis Echeverría Álvarez). Fue Ochoa quien me pidió que me uniera. En el transcurso de la conversación, el entonces todavía director fundador de la facultad de ciencias políticas, confió al reportero de Excélsior que el candidato lo invita a ser Senador de la República, pero que tendría que abjurar de lo que había sido su vida profesional hasta entonces, para convertirse en otro hombre”.

Así lo hizo, y profesionalmente se transmutó en ejemplo de priista, aunque después se esforzó por recomponerse de sus retractaciones, y escribió ese magnífico ensayo La riqueza de la pobreza, de donde con toda seguridad el presidente de la República tergiversó la propuesta original y construyó su ideario, con esa frase que nada aclara: primero los pobres.

Tal como ha procedido AMLO con el desmantelamiento de las instituciones que dan aliento y vida a la República, puede colegirse que es copia fiel de Enrique González Pedrero, y por ello está empeñado en concentrar todo el poder político en el Ejecutivo y, posteriormente, ir por esa tajada de poderío económico que se drenó con el libre comercio y la globalización. Estamos ante el inicio de lo que parecía un mal sueño: el regreso del peor de los modelos políticos: la dictadura perfecta.

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