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Michoacán ha dado al mundo un rico y colorido mosaico de obras artísticas que recrean escenas y personajes de la historia de México y sus luchas libertarias. Tales hazañas han sido capturadas por la mano de formidables creadores y exquisitos pinceles, en cuadros al óleo, grabados e icónicas obras murales ejecutadas por grandes maestros de la plástica, uno de los más notables es sin duda Alfredo Zalce.

Alfredo Zalce Torres, nace en la ciudad de Pátzcuaro, Michoacán, el 12 de enero de 1908. Sus padres fueron Ramón Zalce y María Torres Sandoval, dedicados a la fotografía, con la que Zalce se vinculó desde pequeño, apoyando al negocio familiar en el revelado y amplificación de fotografías e imágenes capturadas por la lente de una cámara, lo que de alguna forma le permitió aproximarse al arte.

Durante su infancia, Zalce se traslada con su familia a la Ciudad de México, donde cursa sus estudios básicos e incursiona en el dibujo de forma autodidacta, bajo un entorno de guerra y muerte, en plena Revolución Mexicana. Alfredo Zalce comenzó a esbozar sus primeros trazos con el lápiz y el grafito siendo apenas un niño de escasos 6 años, y durante su adolescencia continuó por el camino de las líneas y las formas sobre el papel. Fue hasta 1924, a la edad de 16 años, que el joven artista ingresó a la Escuela Nacional de Artes Plásticas, de la Academia de San Carlos, para estudiar dibujo, pintura y talla directa, expresiones artísticas que se convertirían en su gran pasión. Es justamente en esta época en que Alfredo Zalce conoce al muralista Diego Rivera, quien fuera su maestro, y se integra al movimiento estudiantil en favor de la autonomía universitaria, encabezado por Rivera.

En su estancia en la Escuela Nacional de Artes Plásticas, entre los años 1924 y 1927, Zalce Torres tuvo a destacados maestros, como: Mateo Saldaña, Germán Gedovius, Leandro Izaguirre, Sóstenes Ortega y Carlos Dublán, y comenzó a dar muestra de sus dotes naturales para la pintura, haciéndose visible entre la comunidad artística de su época; por ello, se hablaba ya de la calidad técnica de las obras de Zalce, en círculos de estudio, tertulias y revistas como “Contemporáneos”, por lo que en 1928, el joven artista fue invitado a participar en la muestra colectiva Artes e Industrias en Sevilla, España, en la que recibió el segundo lugar en pintura.

Ya egresado de la Escuela de Artes Plásticas, Zalce es designado oficialmente para establecer la Escuela de Pintura del estado de Tabasco, lo que logra con éxito, y al mismo tiempo funda la Escuela de Pintura y Escultura de Taxco, Guerrero. Un par de años más tarde, el artista presenta su primera exposición en la Galería «José Guadalupe Posada» de la ciudad de México y da vida a varios frescos ejecutados en distintas escuelas del país, como la escuela para las mujeres en Cuba Street, en la ciudad de México.

La década de los años 30´s fue crucial en la carrera de Zalce, allí comienza su etapa como profesor en diversas escuelas primarias, invitado por el Ministerio de Educación (1932-1935), y se suma a las misiones culturales, enseñando la pintura (1936-1940). En 1933 un grupo de artistas, literatos, cineastas e intelectuales, entre quienes se encontraban Lepoldo Méndez, Pablo O’ Higgins, Juan de la Cabada, Emilio Abreu Gómez, Xavier Guerrero, Fernando Gamboa y Alfredo Zalce, crean la Liga de Artistas y Escritores Revolucionarios (LEAR), como una organización de vanguardia contra el ascenso del Fascismo en Europa. Siguiendo esa línea, en 1937, durante el sexenio del presidente Lázaro Cárdenas, varios artistas y grabadores de ideología socialista, entre ellos Leopoldo Méndez, Luis Arenal, José Chávez Morado y Alfredo Zalce, dan vida al Taller de Gráfica Popular (TGP), desde donde apoyaron las políticas nacionalistas y populares del presidente Cárdenas, por medio de la gráfica y el cartelismo.

Alfredo Zalce Torres tuvo una prolífica trayectoria artística que le condujo a ser profesor en las prestigiadas escuelas de arte La Esmeralda y San Carlos, en los años 40´s,dando muestra de su gran maestría en el manejo de las técnicas y los materiales. Posteriormente, en 1950, Zalce ocuparía la dirección de la Escuela Popular de Bellas Artes de la ciudad de Morelia, adscrita a la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Por esa misma época el pintor funda el Taller de Artes Plásticas de Uruapan con el apoyo del artista uruapense Manuel Pérez Coronado (Mapeco) y la Escuela de Pintura y Artesanías de Morelia.

A lo largo de su carrera Zalce incursionó en prácticamente todas las vertientes de la plástica, con un amplio abanico de temas y técnicas, transitando por el dibujo, la pintura de caballete, el mosaico, la fotografía, la gráfica, la pintura mural, la escultura, la cerámica e incluso la joyería; y sus obras fueron expuestas en recintos, galerías y museos internacionales como el Museo de Arte Moderno de Nueva York; en países como Italia, Estados Unidos, Checoslovaquia, Polonia, Suecia, República Democrática Alemana, la Unión Soviética, Bulgaria y la República Popular China.

De entre la vasta producción artística de Alfredo Zalce, destaca su obra mural, por la gran calidad técnica, profundo contenido histórico y de crítica social fundada en principios nacionalistas y revolucionarios. El trabajo muralístico de Zalce alcanzó los más altos niveles y lo condujo directo a la gloria; de ese modo, las emblemáticas creaciones del artista michoacano quedaron inmortalizadas en frescos y retablos en varias partes del país, particularmente en Michoacán, su estado natal, donde la huella perenne de la mano de Zalce dejó testimonio en excelsos trabajos, como  el desaparecido mural “Lenin”, que realizó en colaboración con el grabador Leopoldo Méndez, en las oficinas de la extinta Confederación Revolucionaria Michoacana del Trabajo, de la ciudad de Morelia (1936); el mural “Éxodo de la región del Paricutín”, en la Escuela Rural de la comunidad de Caltzonzin, en Uruapan (1950); el mural “Los defensores de la Integridad Nacional”, ejecutado en las paredes del Museo Michoacano (1951), el desaparecido mural “Contribución de Michoacán en la elaboración de la Constitución de México”, pintado en el Congreso del Estado de Michoacán (1956); y los murales “Paisajes de Michoacán”, “Momentos importantes en la ciudad de Morelia” y “La importancia de Hidalgo en la Independencia”  albergados en el Palacio de Gobierno de Morelia (1959-1962).

La llama de la vida de Alfredo Zalce se extinguió el 19 de enero del año 2003, a los 95 años de edad, tras una larga y fructífera trayectoria que trascendió fronteras y lo hizo recipiendario de múltiples premios y galardones. El pincel michoacano partió como los grandes, dejando un legado social y cultural a través de su obra, en la que retrató a un México lleno de folklor y colorido, de luchas e injusticias; con ello se consagra como una de las luminarias del firmamento artístico de Michoacán.