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Jorge Hidalgo Lugo

No ha sido la primera vez, ni tampoco será la última vez que desde su púlpito mañanero, un cada vez más desubicado Andrés Manuel López Obrador salga en defensa de lo indefendible y con ello deja muy en claro que la única justica que impera en el México es la que él decida, cuando lo decida y contra quien lo decida.

El camino de la tiranía se pavimenta precisamente con estos lances que ya no causan sorpresa y sí en cambio siembran temor, zozobra, hasta pánico entre quienes ven con profunda preocupación lo que es capaz de hacer alguien que siente tener el poder absoluto para mangonear a su antojo a los mal gobernados mexicanos, sobre todo a quienes no se pliegan a su dictadura de ocurrencias.

Lo acontecido con Félix Salgado Macedonio no sólo es tema nacional, el ridículo presidencial alcanza alaridos internacionales cuyos medios prestigiados como El País en España, dedicaron extensos análisis de lo que representa para la estabilidad social de México, sentencias como las lanzadas por el opresor desde Palacio Nacional.

El ¡Ya Chole!, que iracundo y con el rostro deformado lanzó para reclamar lo que a su consideración es un “linchamiento” contra el acuso de violar a por lo menos cinco mujeres y cometer abusos sexuales, hostigamiento y otros atropellos contra mujeres, dejando en claro que su absoluto e incondicional respaldo al presunto delincuente, es en serio y no variará.

Pese a los rechazos y movilizaciones cada vez más crecientes de grupos feministas y sociedad civil organizada que no se dejan intimidar por el rictus satánico con que encara las cámaras y micrófonos en su papel defensor del “Toro”, el autócrata remite toda acusación al falaz discurso que se trata de un oportunismo electorero por los tiempos que atraviesan y que en el caso de su protegido, obedecen además por ser quien tiene las preferencias populares a su favor.
Al que juró guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes que de ella emanan, el simplismo le sienta tan bien como un traje cortado a su medida. Esto porque sin que pueda prosperar ninguna investigación judicial por temor a la ira presidencial o meterse entre las patas de los caballos por su respaldo total al “Toro”, al tirano le basta sentenciar que “si se hacen encuestas y la gente dice estoy de acuerdo con este compañero, se debe de respetar porque la política es asunto de todos, no de las élites”.

Luego entonces, el sentir popular o los afectos que pueda tener en esa entidad Félix Salgado Macedonio, suplen de facto cualquier ordenamiento judicial que pudiera pensarse tendría que surgir con elementos que apoyan las acusaciones de esas mujeres que hoy sufren el doble escarnio de hacer pública su violación y quedar en duda su reputación por el machismo presidencial que sólo atina decir con voz autoritaria:

“Ya dije que son tiempos de elecciones y hay acusaciones de todo tipo”, y hasta ahí, con esa debilidad discursiva, falta de argumentos sólidos, tuvo entonces que cerrar el paso a mayores cuestionamientos con el “¡Ya Chole!”, que hoy es otro lema sexenal que se acuña y suma a los no menos contundentes como el “Abrazos y no balazos”, “¡Deténte!”, “¡Fuchi, caca!” o el “¡Me canso ganso!”, que describen a la perfección el pobre nivel cultural e intelectual de quien los esgrime.

Sin embargo, y lo más preocupante aún, es que a la abigarrada defensa del presunto violador quien puede llegar a ser gobernador “por el honor de estar con Obrador”, se suma el desprecio que le merecen los resultados que arrojó la Auditoría Superior de la Federación que encontró inconsistencias en la cuenta pública del primer año de gobierno del opresor, por el orden de los 67 mil 498 millones de pesos.

Con pruebas documentales que puso en manos de diputados de la Comisión de Vigilancia, el auditor David Colmenares Páramo, desnudó el desaseo con que se han ejercido los recursos públicos en el gobierno de la “honestidá” y el combate a la “corrutción”, donde resaltan los principales programas, proyectos y mega obras del gobierno de la deformación de cuarta.

El caso más escandaloso, no porque los demás no lo sean en un escenario donde la imagen intachable quedó exhibida en su corrupta dimensión, es sin duda el del que sería nuevo aeropuerto internacional de la Ciudad de México cuya cancelación no significará un costo de 100 mil millones de pesos, sino que alcanzará los 331 millones de pesos más lo que se acumule.
Otro timbre de orgullo para el falaz defensor de la transparencia en el manejo de los recursos públicos es que la propia Secretaría de la Función Pública habría obstaculizado el trabajo en la realización mil 358 auditorías, donde se incluyen fiscalizaciones, como también se mencionó.

A todo ello, la respuesta del autócrata fue su desgastado e insufrible estribillo: “Yo tengo otros datos”.

Y para no perder vuelo en su clásico tono despectivo señaló que los datos del órgano fiscalizador eran inciertos: “Exageran y no solo eso, están mal sus datos yo tengo otros datos, y se va a informar aquí y ojalá lo hagan ellos antes”.

Pero por si fuera poco, le dio carne a la jauría babeante pues también responsabilizó a la Auditoría Superior de la Federación de solo estar “dando mala información a nuestros adversarios y yo creo que no deben prestarse a esas malas campañas”.

Lo que finalmente logró con su intimidante mensaje que sólo pocas horas después, Colmenares Páramo debió recular sin que su pobre argumentación fuera convincente.

Así de mandar al matadero en su linchamiento mediático al trabajo de los auditores de la federación, a la defensa a ultranza del presunto violador, el que mal gobierna México dio otra lección de autoritarismo y dejó en claro, insistimos, que sólo hay inocentes o culpables de acuerdo a su decisión y arbitrio. Lo que digan otras instancias son sólo ganas de perder el tiempo en un país cuya viabilidad democrática pende de un hilo.

Pero como decíamos al principio de este despacho, no se olvida el tono burlón y desprecio a los mal gobernador, que ha utilizado siempre que de defender lo indefendible se trata, como los casos de corruptelas evidentes de su hermano Pío, de su cuñada Concepción Falcón, los Bartlett, Zoé Robledo, Ana Gabriela Guevara, John Ackerman, Irma Eréndida Sandoval, David León Romero, Pablo Amílcar Sandoval, Ricardo Rodríguez Vargas, Alejandro Esquer Verdugo y Carlos Lomelí, por citar sólo algunos.

Vale…