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Morelia, Michoacán, 02 de febrero de 2021.- Una vista panorámica

La humanidad ha pasado de un régimen de cristiandad a uno laico bajo la influencia de los racionalistas de pensamiento liberal y de una tendencia laica, con frecuencia malentendida. Influyeron mucho los pensadores del siglo de las luces, de la revolución francesa.

Por el amor que se experimenta a la fe católica, a la Iglesia fundada por Cristo estuve esperando estos datos en el último censo del Inegi. 

Muchos hombres de hoy se deslindan de las religiones establecidas. Con cierta prepotencia toman su distancia. Muchos se van a prácticas exóticas de la religión, como las orientales.

El mundo ha mostrado una tendencia de antropocentrismo, el nuevo dios es el hombre. Vive en el secularismo, se deslumbran por los inventos de la ciencia y tecnología y se dejen llevar por el placer y el pecado para disfrutar el momento presente.

Tiene atractivo el secularismo, muchos viven al ras de la tierra, detrás de valores materiales, hedonistas. Viven clavados en la vida mundana, temporal y al margen de Dios. Viven del mundo presente y caduco y están centrados en el momento presente y buscando riqueza sin medida que les de gloria y placer.

Es cierto que el hombre no deja de ser místico, como insinuaba el Papa Juan Pablo II, y se siente atraído por el Misterio, pero el atractivo de las realidades materiales es más fuerte. Hay tantos incentivos de un mundo de muchos inventos que hacen la vida algo brillante y placentero como en tiempos del Renacimiento,

En el último censo del Inegi, desciende el número de católicos, del 82% pasa al 77%.

Para la familia de Cristo, hay que saber leer el dato, es un signo grave e importante de los tiempos, de vital importancia para la Iglesia Católica.

Debemos saber analizar el fenómeno, aceptar la tendencia, que no se detiene, a disminuir, entender lo que nos está faltando como pueblo de Dios al servicio de la salvación y tomar las decisiones firmes y sabias para detener la caída, modificando la tendencia.

La sabiduría de lo alto

Para la Iglesia Católica, dada su misión de llevar la salvación a todos los hombres hasta los últimos rincones de la tierra, esta pérdida de creyentes la cuestiona de frente, es una cuestión esencial.

Esta situación cuestiona a toda la familia de Cristo de una diócesis, al arzobispo, sacerdotes, a todo el pueblo de Dios. Urge analizar el fenómeno y tomar medidas. De otra manera la Iglesia irá de picada. No puede distraerse en otros asuntos menores, menos ajenos, este es esencial y urgente, inaplazable.

El pueblo de Dios no puede seguir simplemente sus rutinas que han dado muestras de que ya no son eficaces, de que tal vez están anquilosada, de que ya no responden al hombre nuevo de la era digital radicalmente transformado hasta lo más hondo.

La Iglesia ha hecho esfuerzos grandes para estar presente en la nueva situación del pueblo de Dios y a sus problemas. Una prueba es el PROYECTO GLOBAL DE PASTORAL que abarca lo presente hasta 2031, centenario de las apariciones de la virgen de Guadalupe y 2033, segundo milenario de la muerte redentora de Cristo.

Me parece que esta caída en los números tiene muchas y complejas causas:

Una causa añeja viene de la primera gran transformación, la conquista de México y la obra de evangelización.

Después de las apariciones de la Virgen de Guadalupe, el nuevo pueblo se convertía en masa, las multitudes se hacían cristianas. Los frailes tenían la enorme tarea de bautizar. Desafortunadamente se frenó el proceso evangelizador, se desatendió, así como la adhesión vital, la evangelización.

El régimen de cristiandad se ha ido, ha pasado a la historia, la vida social ya no puede decirse que tiene carácter católico, sino más bien crítico, librepensador y la fe va perdiendo su influencia y la impronta que tenía en la población.

Ahora ya no basta ser católico por tradición, hay que preparar a la persona para que conozca a Cristo y se adhiera a él y haga su opción por ir en alianza con Cristo, la fe ya no se vive en la masa sino en pequeñas comunidades de reflexión, celebración y servicio.

Hay una ley bíblica que es simple pero muy difícil de llevar a cabo, la ley del Encarnación. Los creyentes deben transformarse en Cristo, cristificarse y hacer presente Cristo ante los hombres de hoy para hacer criaturas nuevas.

Siguiendo un viejo refrán de los educadores, hay que tener a Cristo, conocer a Cristo y conocer a Pedro a quien quiero convertir a la fe de Cristo.

Las exigencias de conocer a Cristo son inmensas, apasionantes: hay que conocerlo y entrar en su vida llenándose de Él, poseerlo bien. También hay que conocer al hombre digital radicalmente nuevo: conocer su alma y su manera de creer, pensar, relacionarse con Dios…