Ene 30, 2018
La población mundial ha ido creciendo a la par de la expansión de las ciudades, enfrentando ciertos retos de equidad, accesibilidad, congestión, contaminación, accidentalidad y exclusión.
Este aumento vehicular ha propiciado que las ciudades busquen medios alternativos de movilidad, no obstante, el sobrecupo vehicular a su vez ha impulsado políticas para destinar más recursos a la infraestructura para el automóvil, apunta Darío Hidalgo, Director de la Práctica de Transporte Integrado del Centro WRI .
Estamos viendo que se hacen cosas maravillosas, muy buenas, se amplía la red de Metro, la red de Metrobús; se introducen las bicicletas públicas y se construyen zonas para su estacionamiento; se peatonalizan grandes sectores del centro de la ciudad y otros puntos, pero al mismo tiempo se construye el segundo piso y la autopista para salir de la ciudad, sin darle prioridad uno al otro”.
La apuesta real a esta problemática, destaca el experto, es propiciar medios de transporte compartidos, invertir en corredores masivos cero emisiones y ampliar redes de transporte multimodal, de manera que éstos presten servicios más sustentables que el vehículo particular.
“Se entiende que los vehículos compartidos son aquellos que llevan varios usuarios al mismo tiempo y en el mismo espacio. Estos sistemas van desde trenes y autobuses de transporte masivo, hasta bicicletas públicas, incluyendo minibuses privados, taxis, automóviles compartidos, triciclos motorizados y vehículos para logística urbana”.
Mientras tanto…
Sin embargo, hay soluciones que tardarían años en llegar, señala Dario Hidalgo, “No podemos esperar a que se construyan y se amplíe la red de Metro o Metrobús, ya que es mas lento el desarrollo, lo que sí podemos hacer, es trabajar con el resto del transporte del sistema integral, toda vez que nos hemos hecho de la vista gorda con el mejoramiento del transporte básico, que es el que sigue moviendo a las ciudades”.
Asimismo, considera que el futuro de las ciudades se encuentra en la movilidad urbana multimodal e integrada, con viajes a pie, en bicicleta y en vehículos automotores de tamaño adecuado, cero emisiones y compartidos.
DECÁLOGO DE LA MOVILIDAD COMPARTIDA
Ante este panorama, señala que diversas organizaciones de investigación y práctica para la sostenibilidad urbana, en conjunto, diseñaron los “10 Principios de Movilidad Compartida para Ciudades Amables”, que adoptan posiciones que apuntan a políticas más sostenibles y suponen ser la guía para tomadores de decisiones con el propósito de dirigirse hacia ciudades más amigables:
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Planear ciudades y movilidad de forma conjunta.
El desarrollo, el diseño urbano y los espacios públicos, las regulaciones de construcción y zonificación, los requisitos de estacionamiento y otras políticas de uso de la tierra deberán incentivar ciudades compactas, accesibles, habitables y sostenibles.
2. Mover personas, no carros.
La movilidad de las personas se centrará en la planificación del transporte y la toma de decisiones. Priorizando la caminata, el ciclismo, el transporte público y la movilidad compartida, así como su interconectividad. Limitando el uso de automóviles y taxis de un solo pasajero.
3. Buscar el uso eficiente de espacio y activos.
Planificar políticas de transporte y uso del suelo minimizando el espacio vial y de estacionamiento utilizado. La construcción excesiva de espacio vial y de estacionamiento para automóviles, así como los vehículos y las infraestructuras de gran tamaño refuerzan prácticas no sostenibles.
4. Integrar a todos los actores en la toma de decisiones.
Los residentes, los trabajadores, las empresas y otras partes interesadas van a sentir impactos directos en sus vidas, sus inversiones y sus medios de vida; por lo tanto, es importante involucrarlos activamente en el proceso de toma de decisiones y apoyarlos en la medida en que avanza esta transición hacia vehículos compartidos, de cero emisiones y, en última instancia, autónomos.
5. Diseñar para acceso equitativo.
El acceso físico, digital y financiero a los servicios de transporte compartido es para bienes públicos valiosos que necesitan un diseño cuidadoso, a fin de asegurar que el uso sea posible y asequible para todas las edades, géneros, ingresos y habilidades.
6. Promover la transición hacia cero emisiones.
El transporte público y las flotas de uso compartido pueden facilitar la transición hacia vehículos no contaminantes si se exige este atributo como parte de los requisitos para ellos.
7. Propender por tarifas justas.
Todos los vehículos y modos deben pagar su parte justa por el uso de las vías y por la congestión, contaminación y el uso del espacio para estacionar.
8. Beneficiar a todos a través de datos abiertos.
La infraestructura de datos que sustenta los servicios de transporte compartido debe permitir la interoperabilidad, la competencia y la innovación, al tiempo que garantiza la privacidad, la seguridad y la responsabilidad.
9. Promover integración y conectividad sin trabas.
Todos los servicios de transporte deben integrarse y planearse cuidadosamente entre operadores, geografías y modos complementarios. Los viajes sin trabas ni inconvenientes, deben facilitarse mediante conexiones físicas, pagos interoperables e información combinada.
10. Los vehículos autónomos deben ser compartidos.
Al menos en áreas urbanas densas. Las flotas compartidas pueden proporcionar un acceso más asequible, maximizar la seguridad pública y los beneficios de emisiones.