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El absurdo de la revocación de mandato promovida por quienes no quieren que se revoque el mandato del Presidente comienza a tener un lado más peligroso que el mero absurdo del ejercicio que tendremos en unas semanas.

La mayoría de Morena, y sus aliados en la Cámara de Diputados, aprobó un dictamen que cambia la interpretación de la ley electoral para permitir que los funcionarios públicos puedan hacer comentarios, declaraciones y, de hecho, campaña alrededor de la revocación. Un poco lo que ya vienen haciendo y que ha merecido varias decisiones llamándolos al orden de las autoridades electorales, tanto del INE como del Tribunal Electoral.

Todos tenemos claro que nuestra ley electoral es excesiva en sus restricciones con relación al modelo de comunicación, pero esas restricciones no son ocurrencias gratuitas.

Son producto de una larga historia de intromisión de los gobiernos de turno en las campañas electorales a todos los niveles. Intromisiones que el mismo Presidente de la República ha denunciado desde hace tiempo y del que se ha proclamado víctima en las campañas que participó.

Es más, la actual campaña de la revocación es un buen ejemplo de porqué el modelo comunicacional tiene algún sentido en este México que vivimos.

Poco o nada sabemos, tampoco lo tiene claro el INE, sobre quién ha financiado los espectaculares que invitan a votar para “que siga AMLO” el próximo 10 de abril. Como en otras campañas del pasado, nadie sabía de dónde salían mensajes en contra de uno u otro candidato.

Está claro que la decisión de los diputados es completamente ilegal. No se pueden cambiar las reglas a la mitad del juego y el proceso de revocación, veremos en el Senado qué hace el partido del Presidente con tal absurdo.

Pero lo que queda claro por lo hecho en la cámara y las reacciones de morenistas es que esa es al menos una de sus intenciones para la anunciada reforma electoral, volver a dar a quien está en el poder la manera de influir en los procesos electorales. Una vuelta al pasado del que quienes ahora tienen mayorías y puestos se quejaron amargamente y por eso, ellos mismos, pidieron, provocaron y aprobaron las leyes que ahora tanto odian.

Mala señal para lo que se avecina para 2024.

fuente;https://amp.milenio.com/opinion/carlos-puig/duda-razonable/morena-la-revocacion-y-el-embate-contra-la-ley?fbclid=IwAR3fbKXDnX1O16OmxNR_SaknNw4I0wKlaRoxweRoAHk84YavY-m6k73x3vU