Yo Campesino
• O sea que el ganso por su experiencia tiene más trucos, mañas y es corrupto
Miguel A. Rocha Valencia
Cuando el ganso macuspanense describía porqué sería bueno que recién egresados de Derecho asumieran cargos de jueces, magistrados o ministros del poder Judicial, retrató lo que es él hoy a causa de su extensa experiencia en la política y en las lides electorales donde aprendió más mañas, trucos y subliminó la corrupción, la hizo suya.
Como que al viejo líder de Morena no le queda mucho hablar de decencia luego de seis años de un sexenio fallido en el que se dedicó a consolidar su movimiento a través de la compra del agradecimiento popular, incluso de migrantes a quienes regaló más de 12 mil millones de pesos y los dejó invadir nuestro país sin ningún trámite y aposentarse de áreas urbanas donde ya es peligroso transitar.
Porque si de agarrar mañas se trata, el caudillo de Tepetitán es una enciclopedia, aprendió del viejo PRI las trampas electorales y perfeccionó a lo largo de sus casi 50 años de vivir de la política los trucos para extorsionar cuando pierde y presionar hasta el cansancio para ganar dinero, espacios o elecciones.
De hecho, a tramposo y corrupto pocos le ganan, bueno ni Enrique Peña Nieto a quien el grupo que lo acompañó en el poder lo chamaqueó entregándole todo lo que pedía, incluso caprichos sentimentales o sexuales, además de dinero y el marco para vengarse de quienes lo agraviaron.
El ganso no necesitó padrinos para eso de corromperse y menos aún para sus venganzas que como en el caso del poder Judicial, se da el lujo cínico de afirmar que no es revancha, “pero no olvido” y se está cobrando ahora el que le hayan dado para atrás a su reforma energética, que, si lo viera bien, le favoreció pues eso impidió la confrontación internacional por violar acuerdos comerciales como el que firmó a principio de sexenio con Estados Unidos y Canadá.
En vez de vengarse debería agradecerle al poder Judicial que lo frenara, especialmente porque en ese tiempo, estaba su lacayo Arturo Zaldívar Lelo de Larrea al frente del máximo tribunal y hoy se lo hereda a su pupila para que la aconseje, olvidando que, si hay corrupción en esa institución, él fue parte de ella, como también Olga Sánchez Cordero, ahí se hicieron millonarios ambos.
El casi septuagenario profeta afirma que cuando “hablan de experiencia yo ahí tengo mis dudas, porque entre más experiencia aprenden, también, más trucos, más mañas; en cambio, un joven que está saliendo, ilusionado, un idealista del derecho, con deseos de impartir justicia, de no corromperse, es una garantía”.
Pero olvida que ese joven idealista se desarrollará y conocerá, adquirirá experiencia y con ello, llegará todo lo demás. NO oculta con ello su ignorancia o su visión reduccionista y simplista para justificar lo que viene.
Además ¿Quién cree que va a pagar las campañas de los aspirantes a cargos dentro del Poder Judicial? ¿Acaso piensa la chachalaca tabasqueña que los criminales no van a invertir como lo hacen en las campañas políticas para tener sus propios jueces, magistrados y ministros?
Si lo hacen para contar con gobernadores, presidentes municipales y congresistas locales o federales. ¿De verdad cree el tlatoani que la delincuencia no va a comprar espacios en el poder Judicial por las buenas o las malas? No y él lo sabe, pero la venganza está más allá no de la inteligencia de la cual a veces se carece, sino del sentido común.
Hasta hoy existen las acusaciones de que el mismo promotor de las reformas recibió dinero del crimen organizado, versiones que se desmienten de palabra, pero queda la duda, si no ¿Por qué no ha presentado una querella legal contra quienes lo acusan de viva voz y se lo publican en libros?
Lo mismo sucede con el dinero mal habido ya sea en cuentas concentradoras o las que vimos en videos que recolectaban sus hermanos.
Están todos los casos de corrupción denunciados incluyendo los de sus hijos con pruebas grabadas y documentadas, pero contra lo que presume el cacique del poder, no hay ni una sólo indagatoria abierta contra los de su familia. Eso también es corrupción, complicidad como lo es solapar que otros medren con el poder público y la impunidad que les otorga.
Por eso cuando el ganso se pone hablar de lacras, debería pensarlo dos veces pues pareciera que escupe para arriba o se está dirigiendo a un espejo.