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Por José Cruz Delgado

Podrán llegar miles de militares a Michoacán dizque para inhibir actos delictivos, pero como dice la gente, solo sirven para floreros, andar de galanes en los pueblos y sacarse las selfies, porque nunca persiguen a los criminales ni mucho menos suben a la sierra a detenerlos y sabien bien dónde están pero hasta les sacan la vuelta para no encontrarlos.
Al municipio de Apatzingán llegaron 200 militares, agentes de las Fiscalías General de lna República y General del Estado, de las Secretarías de Gobernación y de Agricultura del Estado de Michoacán, así como del Centro Nacional de Inteligencia, dizque para blindar la cadena productiva agrícola, pero particularmente al sector limonero, para blindar todas las etapas del sistema, es decir, producción, empaque, transporte y comercialización del producto.
Los soldados y demás efectivos policiacos, según se supo, se desplegarán en municipios como Aguililla, Apatzingán, Buenavista, Parácuaro y Tepalcatepec, donde varios grupos delictivos se disputan el control de diversas actividades delictivas, desde la extorsión y el secuestro, hasta la producción y tráfico de droga.
Ojalá y no se topen con los contingentes del crimen organizado porque los van a cachetear y humillar como ya ha sucedido. En verdad, antes a los «guachos» se les respetaba, hoy se burlan de ellos, no intimidan ni a los niños todo gracias a los abrazos y no balazos.
Los extorsionadores no andan con la charola en mano cobrando la cuota, no, tienes las listas con los nombres y domicilios de sus víctimas, todo mundo los conoce pero nadie denuncia porque quien lo haga se muere.
Se le va a creer al gobierno federal cuando los soldados suban al cerro en busca de los criminales y los detenga, entonces se ganarán la confianza y el respeto mientras no.
El terror que viven los habitantes no es ficticio ni ciencia ficción, es una realidad, mientras el gobernador Alfredo Ramírez Bedolla y su secretario de seguridad salen con la babosada de que ya se ha recobrado la paz y se puede transitar con libertad y ha tenido el cinismo de culpar a los medios de comunicación de la violencia. Cuando le conviene sale ante los medios a dar cifras alegres y cuando suceden hechos violentos se esconde.
Pues bueno, llegaron primero 300 militares a Uruapan, una de las ciudades más peligrosas del mundo, y otros 200 a Apatzingán a reforzarla seguridad en esas zonas, pero para la población son floreros y nada más.

La violencia en Uruapan ha alcanzado niveles alarmantes, pues con más de 150 homicidios registrados en el año, el municipio se ha convertido en uno de los puntos más críticos de la crisis de seguridad que atraviesa el estado.
De acuerdo con cifras del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, de enero a agosto de 2024, en Uruapan se registraron 137 homicidios y dos feminicidios.
Todavía por verificar las cifras de septiembre, que de acuerdo con reportes periodísticos, acumuló otros 8 asesinatos, por lo que en los primeros 9 meses se habrían cometido 147 homicidios en Uruapan. Octubre no se vislumbra como un mes tranquilo, pues en apenas 72 horas, seis personas han sido asesinadas.
Estos homicidios reflejan la persistente lucha entre grupos delictivos y la incapacidad de las autoridades para frenar la escalada de violencia que afecta tanto a la población local como a la economía regional.